Principios contables

Toda empresa debe de regirse por el mismo sistema contable, por eso en el PGC (Plan General de Contabilidad) se ha redactado un apartado de obligado cumplimiento para todas las empresas llamado principios contables.

Así toda sociedad consigue una igualdad en el tratamiento de las cuentas contables, siguiendo los mimos principios y valoraciones, así se muestra un resultado real de la empresa, con el beneficio de poder compararlas bajo unos mismos criterios.

¿Cuáles son los principios contables del PGC?

Los principios contables básicos del PGC son 6 en total:

1. Principio de empresa en funcionamiento

Este principio contable indica que el funcionamiento de una empresa tiene una duración ilimitada, que la actividad empresarial se va a realizar de manera indefinida, excepto en caso de cese de actividad y liquidación.

Para entenderlo, cada persona o personas que abren una sociedad, se considera que los elementos incorporados al patrimonio de la empresa van a continuar indefinidamente, realizando la actividad para los cuales fueron asignados.

Cada año, se realiza un cierre contable para abrir otro nuevo, por lo que multitud de saldos se traspasan de un año a otro, realizando una continuidad constante.

En caso contrario, si se decide cesar y liquidar la empresa, es obligatorio cancelar todos los saldos pendientes, cancelando las deudas por cobrar y pagar, y valorando los bienes que posea la empresa para su venta o para repartirlo entre los socios.

Para entenderlo con un ejemplo, si una empresa compra una nave por 10.000 euros para desarrollar una actividad de logística, esa nave pasaría a ser patrimonio de la empresa por dicho valor, pero en caso de que por motivos urbanísticos de la zona, se revalorizara, el valor contabilizado no se puede modificar, ya que el objetivo de la empresa es utilizar la nave para la actividad empresarial.

En caso de liquidación de la empresa o el traslado a otro lugar, la nave debe de vender al valor actual del mercado, y si en contabilidad posee un valor menor, la diferencia se debe de registrar como un ingreso acumulable y tributar los impuestos correspondientes por el beneficio obtenido.

2. Principio de devengo

El principio de devengo específica que la imputación de cualquier ingreso o gasto se debe de registrar en una operación contable en el momento en el que ocurren, independientemente de cuándo se realiza el pago o el cobro del mismo.

A la fecha donde se reconoce la imputación también se le denomina fecha de devengo.

Es muy importante tener claro este principio, ya que es uno del os principales para mostrar de manera real y fiel la situación económica de la empresa, afectando directamente al patrimonio de la misma.

Te pongo un ejemplo para entenderlo a la perfección, imagina que un hotel recibe unos clientes de una agencia de viajes con la que tenemos un acuerdo que tiene como fecha de pago 30 días posterior de la fecha de factura, el principio de devengo se aplica cuando el cliente disfrute de la estancia del hotel, que nuestra obligación es registrar contablemente el ingreso del servicio de alojamiento. Este ingreso se reflejará en la cuenta de resultados, aún cuando el cobro lo realices en 30, 60 o 90 días.

3. Principio de uniformidad

Este principio aclara que cuando nos decantamos por un criterio contable entre diferentes alternativas a elegir, la deberemos aplicar siempre y cuando vuelva a surgir la aplicación de dicho criterio.

Esto hará que cualquier norma contable sea totalmente uniforme en nuestra actividad empresarial, ya que muchas veces se nos presentarán dos o más maneras válidas de contabilizar una operación, una vez elegida una de ellas, la debemos aplicar siempre a lo largo del tiempo, y solo podremos cambiar de criterio o valoración cuando se encuentre totalmente justificado.

Por ejemplo, si dispones de un taller de reparación de maquinaria, la empresa puede comprar un armario metálico para guardar las herramientas, el registro contable lo podemos hacer realizando un asiento contable de un gasto (compra), o de un activo (mobiliario), las dos son válidas, lo que dice el principio de uniformidad, es que si lo contabilizamos como gasto, los futuros armarios para herramientas que compremos, los registraremos obligatoriamente, a no ser que exista una justificación para cambiar nuestro criterio.

Otro ejemplo sería, si una empresa compra una máquina para cortar madera por 100 euros y estima inicialmente su vida útil en 10 años, cada año realizaríamos una amortización de 10 euros, que según el principio de uniformidad no se puede modificar sin una justificación. Pero si después de 2 años la empresa decide añadir un turno de trabajo los fines de semana, podría reducir la estimación inicial de la vida útil de la máquina de cortar madera de 10 años a 7 años, por lo que hay una justificación aceptable para modificar el valor de amortización anual.

4. Principio de prudencia

Este principio nos indica que toda empresa debe de registrar el beneficio cuando se produzca y las perdidas cuando tengamos conocimiento.

Esto propiciará que la empresa escenifique una situación negativa o conservadora, incluso anticipando pérdidas que posteriormente no lleguen a aplicarse, sobre todo en periodos de incertidumbre.

Veamos dos ejemplos, si disponemos de un hotel que posee un gran jardín, tenemos conocimiento que una vez al año hay que fumigarlo para que no aparezcan ciertas plagas de insectos, ese gasto futuro podemos reconocerlo como una provisión, estimando una cantidad que necesitaremos para ello, aún sin tener una factura, un servicio realizado o similar, un gasto que vendrá reflejado en la cuenta de resultados, incluso al cierre del ejercicio.

En caso contrario, nos puede pasar que en nuestro hotel aparezca una humedad, por lo que una empresa deberá de realizar unos trabajos para arreglarlo, lo que generará un gasto para su reparación, pero según el seguro que tenemos contratado, nos abonará esa reparación una vez acabada, pero este ingreso solo lo reconoceremos cuando el seguro nos confirme a través de un documento que nos va a abonar la reparación, por lo que no podemos contabilizarlo aún conociendo que lo vamos a recibir con total seguridad.

Como has podido ver, el principio de prudencia nos obliga a tener en cuenta ciertos gastos, pero no ingresos, para mostrar en los informes contables como se encuentra la empresa en el peor escenario posible.

5. Principio de no compensación

Bajo ningún concepto podrán compensarse las partidas del Activo con el Pasivo, ni los Gastos con los Ingresos, o cualquier cuenta que venga reflejado en las cuentas anuales, salvo que una norma específica diga lo contrario.

Todas estas partidas se valoran de manera separada e independiente, nunca podemos compensar unas con otras, esto provocaría una distorsión de la información que se muestra en el balance y en la cuenta de resultados.

Un ejemplo muy básico de principio de no compensación, que muchos contables realizan erróneamente, es si tengo un cliente que me debe 10 euros y tenemos conocimiento que no lo vamos a cobrar, y ese mismo mes tenemos un proveedor que le debemos 10 euros pero que ha cerrado y tenemos la certeza que no se lo tenemos que pagar, es compensar esos 10 euros entre cliente y proveedor, algo que en el balance aparecería a 0, algo que no se ajusta a la realidad.

Estaríamos compensando un cuenta de activo, con una de pasivo, algo que va en contra de este principio contable, por lo que para compensar dichas cuentas, se debe de realizar otras operaciones  que aprenderemos más adelante.

6. Principio de importancia relativa

Este principio aclara que tenemos la posibilidad de no aplicar un principio o criterio contable obligatorio si la operación que se produce es tan pequeña, que no altera de manera significativa las cuentas anuales, mostrando una imagen fiel y real de la empresa.

Lo que viene a decir es que nos podemos saltar alguno de los principios de contabilidad o una norma contable que viene reflejado en el PGC, si tal operación es tan pequeña, que no modifica las cuentas de resultados.

Un ejemplo claro son los elementos de oficina, cuando compramos 3 ordenadores para la empresa, debemos de contabilizarlo como un inmovilizado material, estimando una amortización anual según los principios y normas contables, algo que inicialmente “deberíamos” hacer con una grapadora, pero el principio de importancia relativa nos permite registrarlo como un gasto, y no como un inmovilizado, ya que la variación es tan pequeña e insignificante, que no altera los informes contables anuales.

¿Qué principio contable es más importante?

Cuando estamos realizando registros contables, muchas veces nos entran dudas si aplicar un principio contable u otro, en caso de conflicto, se deberá de aplicar el que mejor represente las cuentas anuales de la empresa, mostrando una imagen más fiel y real de la situación financiera. Si en el conflicto se encuentra el principio de prudencia, este prevalecerá sobre los demás.